En 1957 tras
recibir el Premio Nobel de Literatura, Camus le escribe en una carta a su
maestro Germain, reconociendo la importancia que ha tenido en su propia vida.
El texto dice así
He recibido un honor
demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia
pensé primero en mi m dre y después en usted. Sin usted, sin la mano
afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su
ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada
importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de
decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus
esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan
siempre vivos en uno de sus pequeños escola- res, que, pese a los años, no ha
dejado de ser su alumno agradecido
Este bello
testimonio de un gran escritor nos recuerda que, con frecuencia, el profesorado
vincula su ideal de profesionalidad a un ejemplo concreto de profesor o
profesora que conoció en algún momento de su vida, ya fuera como estudiante o
como docente.
La primera
tarea que nos gustaría proponer guarda una estrecha relación con esta primera
visión ejemplar del quehacer profesional. Nos parece que compartir esa visión
puede ayudar a que todos comprendamos y valoremos mejor nuestro quehacer profesional.
¿Qué recuerdas de tu profesor ejemplar?¿qué te llamó más la atención?
No tengo un profesor al que pueda denominar Ejemplar. si me marcaron especialmente mi profesor de matemáticas de BUP y mi profesor de filosofía de COU. Y ambos por el mismo motivo, la ilusión que te transmitían al explicar sus asignatura.Hacían que te contagiases y que estuvieras toda la clase atenta.
ResponderEliminarRecuerdo con un cariño especial a la primera tutora que tuve cuando llegué al instituto en primero de B.U.P. Creo que su forma de tratarnos, de "cuidarnos", me marcó y ha sido para mí una referencia a la hora de relacionarme con mis alumnos.
ResponderEliminarRecuerdo con mucho cariño a mi maestra de inglés en 6º de primaria. De ella me gustaría resaltar su gran uso del reconocimiento como herramienta para reafirmar y estimular a las personas. Ella nos exigía dominio de los contenidos cada día en la misma medida que no escatimaba en reforzarnos positivamente y felicitar nuestros comportamientos y resultados académicos. Creo que un elogio verdadero y sincero tiene efecto contundente en las personas.
ResponderEliminarEl segundo año de estancia en la universidad tuve la suerte de recibir clases de un profesor con un conocimiento profundo de su materia y que la impartía con una pasión y un deseo de transmitir conocimientos, que hacía de sus clases momentos especiales. Era pedagógico, era claro, se interesaba por transmitir y conseguía que el alumnado que tenía una hora libre acudiera a sus clases por el placer de oír sus exposiciones magistrales.
ResponderEliminarMi maestra de 1º y 2º de EGB Gloria Caballero
ResponderEliminarRecuerdo a Gloria como una maestra paciente, entusiasta, trataba al alumnado con mucho cariño, siempre dispuesta a escuchar, y atendernos a todos. Recuerdo que fomentaba mucho nuestra imaginación, dedicábamos bastante tiempo a escribir cuentos, realizamos obras de teatro, aprendimos el lenguaje de signos y trabajábamos bastante en grupo. También recuerdo que prestaba más atención a aquellos alumnos que tenían más dificultades para aprender.
Sin duda, ha sido mi mejor maestra. Cuando terminé la carrera fui al colegio a visitarla, estaba a punto de jubilarse. No había perdido las ganas de enseñar.
Con gran cariño recuerdo a Emilia, mi tutora de tercero y cuarto de EGB. Con ella aprendimos un montón, hicimos miles de experimentos, aprendíamos jugando, y lo más importante, sabíamos que ella estaba ahí si la necesitábamos. Cuando nos caíamos, no en el sentido literal de la palabra, estaba para tendernos la mano con una gran sonrisa. Creo que sin duda ella contribuyó en gran medida a saber que quería ser profesora algún día.
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